Broche de cinturón «tartésico». Bronce. Siglo VII a. C. Provincia de Cáceres
Los broches de cinturón son uno de los objetos de adorno personal más característicos de la Prehistoria de la Península Ibérica. Su uso está documentado en el Bronce Final, cuando aparecen representados en algunas estelas decoradas, pero será en la Edad del Hierro cuando se generalice su uso y aparezcan diferentes modelos. Realizados en metal sirven de enganche de correas y cinturones de piel o de tejido. Constan de dos partes, la pieza macho que a través de uno o varios garfios se inserta en la placa hembra que cuenta con una o varias perforaciones para los garfios. Ambas placas se unen a las correas mediante remaches metálicos.
Son tres los tipos de broches de cinturón que se desarrollan en la Edad del Hierro. El broche de tipo ibérico formado por dos placas metálicas con un solo garfio que se decoran con damasquinados de plata y grabados geométricos, vegetales o figurativos; el broche celtibérico de forma triangular o trapezoidal con uno o varios garfios y escotaduras laterales y el de tipo tartésico.
El broche de cinturón de tipo tartésico es una placa rectangular de bronce dispuesta verticalmente con tres listones planos fijados transversalmente mediante dos remaches cada uno. Los listones se prolongan más allá del límite de la placa, en uno de los extremos los tres listones se curvan formando sendos garfios que encajarían en los tres orificios de la placa hembra; una vez cerradas las placas destacarían sobre la cintura del individuo que los portara. A menudo estos broches estaban decorados con motivos geométricos, vegetales o de animales de inspiración oriental, ya que parecen inspirase en modelos fenicios.