Es curioso cómo a veces grandes infraestructuras del pasado quedan relegadas a un segundo plano y poco a poco su luz se va apagando de la misma manera que lo hace su utilidad. Cuando revisando las imágenes por satélite, y siguiendo el serpenteante cauce del Guadiloba, me topé con este puente, no podía creer que no hubiera escuchado nada de él, porque tiene más de 60 metros de largo y 6 de alto. Me puse a buscar información y apenas encontré alguna referencia de senderistas y poco más. Podéis imaginar que tardé poco en subirme a la bici, agarrar la cámara e irme a buscarlo. Desde entonces lo he visitado en distintas ocasiones porque el lugar donde se encuentra en un remanso de paz a pocos kilómetros de la ciudad y al que se puede llegar andando desde el centro en no demasiado tiempo. También quise grabarlo con el drone y así enseñároslo más adecuadamente.
El puente se encuentra no muy lejos del camino de Carboneros, pero no lo atraviesa actualmente ningún camino público y ninguno visible. Los caminos que lo usaron para salvar el lecho del Guadiloba se perderían hace años. El puente, es curioso, pertenece a dos propiedades distintas (según el registro catastral); el arranque del lado derecho (mirando desde río arriba) pertenece a la finca “La Puente”, lo que nos da idea de su origen medieval, porque así es como se conocían a estas construcciones en aquella época. El resto pertenece a la finca Urraca y si cruzamos el puente, poco más allá, todos los terrenos pertenecen a “Casa Pintada”.
Es un puente levantado de manera muy popular con mampostería de pizarra y esquisto (la piedra de la zona) y con presencia también de cuarcita y testimonialmente, algún fragmento de granito. Presenta planta recta y perfil alomado o en “lomo de asno” con tres arcos rebajados y muy ligeramente apuntados y que sufren cierta deformidad estructural. El central tiene una anchura de 9,2 metros y 5,5 metros de alto. En los laterales sendos arcos menores de unos 6,7 metros de ancho y poco más de 4 metros de alto.
Presenta dos tajamares triangulares río arriba rematados con un sombrerete piramidal que en el caso del de la derecha casi ha desaparecido, y que en el de la izquierda está muy deteriorado. A ese mismo lado aparecen un total de 4 desagües rectangulares, mientras que en lado derecho solo son dos, uno de ellos prácticamente tapado por escombros y malezas.
El puente aprovecha un afloramiento de los esquistos para cimentarse sobre la roca madre directamente. Este afloramiento se aprecia perfectamente en las imágenes aéreas. Es decir, el puente está ubicado en la mejor posición posible, porque a veces pasamos por alto el gran conocimiento que nuestros antepasados poseían en muchos aspectos.
La plataforma está muy estropeada, hecha a base de lascas de esquistos y tiene una anchura de unos 2,3 metros. El petril casi ha desaparecido y quedan algunos restos visibles de mampostería en la que se aprecian restos de ladrillos, posiblemente se trate de una reconstrucción posterior, ya que el ladrillo no forma parte de la estructura del resto del puente.
Hoy solo os quería enseñar este precioso lugar y darle a este imponente y olvidado puente el lugar que se merece en la pequeña historia del pequeño río de nuestra pequeña gran ciudad.