La arquitectura vernácula es uno de esos elementos que están a punto de desaparecer en nuestros campos, mientras, irónicamente, existe una unanimidad en su importancia y la necesidad de su conservación. A muy pocos kilómetros del centro de la ciudad, y en el corazón mismo del embalse del Guadiloba, conservamos un viejo bujío que ha quedado inmerso en una alargada península, convirtiendo a esta pequeña edificación en una privilegiada, con unas fantásticas vistas del llano cacereño y el propio embalse. Hace tiempo que no iba por allí y la última vez que lo hice unos perros de la casa que hay unos metros antes, se encargaron de recordarme que no debía desviarme del camino principal, pero hoy por fin pude llegar y hacer las fotos que acompañan a esta entrada.
Siempre me gusta entrar en el registro catastral para saber el nombre de la finca en la que se encuentran estas cosas y el nombre de ésta es de los más curiosos de con los que me he topado nunca. La finca se llama “La Orofresna y la Fraila”, concretamente el bujío se sitúa en el Polígono 12, Parcela 5.
Es curioso pensar en el origen de este tipo de edificación y lo primero que nos viene a la cabeza son los castros con construcciones circulares de piedra seca. Pero el verdadero origen hay que buscarlo mucho más atrás, en el nacimiento del hombre moderno y del manejo del fuego. Muchos autores sostienen que “los hombres de las cavernas” aprendieron a hacer un círculo de piedra alrededor de sus hogueras con el que era mucho más fácil de conservar. Ese murito de piedra se fue elevando, complicando y se le terminó añadiendo una falsa cúpula que terminaría, milenios después, convirtiéndose en el refugio de pastores y vaqueros.
Sobre este origen de estos chozos, el profesor de la universidad de Eslovenia, BORUT JUVANEC afirmaba: “Los comienzos se remontan a algunos miles de años atrás en la prehistoria, de donde conocemos los megalitos que son grandes piedras colocadas en forma individual o en hileras, en forma de muro o formando un abrigo. Un menhir todavía no es arquitectura a pesar de haber sido especialmente configurado, pero con la introducción del saledizo la utilidad aumenta, el “corbeling” significa el comienzo de la construcción de un espacio cerrado. La construcción del “corbeling”, o sobreposición, en la que cada siguiente hilada de piedras sobresale de la anterior era en realidad una superficie, lo que se verifica en el corte transversal. Teóricamente sería posible construir una bóveda de cañón”
Esos elementos humildes y que nos hablan del origen propio de nuestra especie, se están perdiendo por la visión borrosa del hombre de la generación del Wifi. Hoy solo os quería enseñar este precioso bujío en mitad del Pantano del Guadiloba, que bien merece un paseo, una visita y un reconocimiento.