Una de las grandes satisfacciones que da hacer un blog como éste, es que las personas que lo siguen te regalen sus propias historias y sus recuerdos. Hace unos meses publicaba un post sobre cómo Cáceres pudo convertirse en un punto estratégico de varias líneas comerciales internacionales, gracias al aeródromo que se situaba donde ahora esté el ferial. Fue entonces cuando contactó conmigo Sira Escudero para darme a conocer la historia de su padre, relacionada con ese propio aeródromo, porque su padre, D. Senén Escudero Mallo, era piloto del ejército español y sufrió un pequeño percance a las afueras de la ciudad que le hizo ser protagonista, no solo de la prensa local, sino que su aterrizaje forzoso también fue recogido por los diarios de tirada nacional.
Nos vamos a remontar a enero de 1961, concretamente al día 27. Desde el aeródromo Villanubla de Valladolid parte D. Senén para pasar unos días con su familia, y aunque el tiempo no era demasiado bueno, el vuelo se desarrolla con relativa normalidad hasta que la avioneta del tipo E. 9-98 comienza a sobrevolar Cáceres e intenta hacer una aproximación visual al aeródromo de la carretera de Mérida. Una espesa niebla le impide obtener una referencia de la ciudad más allá del Cuartel de Infantería. Es entonces cuando el Alférez en prácticas de la Milicia Universitaria (en otros medios indica que es teniente) comienza a sobrevolar la ciudad para intentar ubicarse y hallar la pista de aterrizaje sin éxito. Por un momento se plantea volar hasta Badajoz para intentar tomar tierra, pero no cree que tenga combustible suficiente para llegar y hacer las maniobras necesarias en el caso de que allí también hubiera niebla. Al ser una avioneta de entrenamiento carecía, no solo de munición, sino de radio, por lo que D. Senén se encontraba totalmente solo frente a esta dura situación.
Viendo que el tiempo se agotaba toma una difícil decisión: irse a las afueras de Cáceres para buscar un terreno que le fuera propicio para un aterrizaje de emergencia. Tran valorar diferentes lugares, el que parece más idóneo por la orografía y la visibilidad, resulta ser la finca de Santo Toribio, en la carretera de Salamanca, donde por fin D. Senén toma tierra sin importantes daños en la avioneta ni en su persona. Lo que podría haber acabado en una desgracia se quedó en un susto del que pronto se empezó a hablar en la ciudad y sobre el que, como decía, se hicieron eco algunos diarios locales y otros nacionales. Una vez recibido el permiso de los superiores militares, pudo despegar con su avioneta al día siguiente para llevarla al aeródromo del ferial, donde fue revisada y reparada, pero rodeado de la mirada de paisanos que fueron al lugar del forzoso aterrizaje movidos por la curiosidad.
Sira Escudero me ha facilitado esta foto de su padre D. Senén en la que aparece con tres sobrinos: Domingo, Armando y Guzmán. Desgraciadamente D. Senén falleció joven, con tan solo 44 años de edad, tiempo suficiente para dejar un profundo y agradable recuerdo en todos los que le conocieron por su carácter amable y sociable. Destacó como aficionado a la caza, al tiro al plato y por su pasión por el ciclismo que compartía con D. Ricardo Durán, el que llegaría a ser el presidente de la Federación Cacereña de Ciclismo en 1978 y con el que ganó varios trofeos. Hoy solo os he querido contar esta curiosa historia que apareció en la prensa nacional sobre un aterrizaje forzoso sin consecuencias y que sucedió por las ganas de un hombre de pasar unos días con su familia, la misma que ha querido compartir este trocito de sus recuerdos con todos nosotros.