Hoy vamos a acercarnos a conocer una de las ermitas más accesibles, y a la vez más desconocidas, de nuestra ciudad y que se encuentra completamente en pie y en un relativo buen estado de conservación. A tan solo seis kilómetros del centro de Cáceres, junto a la EX206, es decir, la carretera de las Torres, un buen trecho antes del cruce de Sierra de Fuentes descansa esta Ermita de San Lorenzo y vamos a tratar sobre el error que cometió Publio Hurtado en la identificación de dos ermitas y cómo el error ha continuado hasta nuestros días.
Se encuentra, según el registro catastral, en la finca de La Alberca, polígono 21, parcela 24 y a 445m. de altitud. Desde la carretera se distingue sin mayor dificultad, aunque su aspecto encalado con zócalo, de una pequeña y única nave con tejado a dos aguas, no suele llamar la atención del viajero; aunque sí destaca frente a otras edificaciones agropecuarias su espadaña con pináculos, huérfana de campana, y coronada por una simple veleta.
Existen muy pocas referencias históricas de la ermita, a decir verdad, solo una: Publio Hurtado en su obra de 1918: Ayuntamiento y familias cacerenses dice:
“SAN LÁZARO: Era una ermita construida en la dehesa de La Alberca existente ya a mediados del siglo XVII y abandonada en 1695, por la incomodidad que deparaba al clero y los devotos la caminata que tenían que hacer el día de la fiesta (10 de agosto) y que se celebró después en la parroquia”.
Y justo debajo habla de San Lorenzo que desapareció y se encontraba en la calle Villalobos. Este error sigue cometiéndose 100 años después cuando tenemos evidencia documental amplísima de que la ermita desaparecida en Villalobos se llamaba San Lázaro, pero hay otro detalle, si la fiesta se celebraba el 10 de agosto, debería ser San Lorenzo. El nombre de estados dos ermitas fueron cambiados y aparece el edificio que hoy vamos a visitar, en la bibliografía consultada, como San Lázaro, cuando es LA ERMITA DE SAN LORENZO. Ambas ermitas pertenecían a la Parroquia de Santiago.
Ramos Rubio y Óscar de San Macario, apoyándose en la existencia de una hornacina de estilo gótico, defienden que la ermita debió de levantarse sobre el siglo XV.
La ermita es un edificio exento cuadrangular con una orientación que no coincide con el eje EW, sino que es SW-NE algo que nos podría dar una pista de cuándo se hizo, mejor dicho, de cuándo no se hizo. Presenta una nave única recubierta por un entramado de madera que evidentemente no es el original y fue colocado posteriormente, aunque queda bastante claro que nunca existió en este espacio ningún tipo de bóveda, elemento que sí aparece en el presbiterio o altar mayor que posee una bóveda de cañón central y dos laterales.
En la fachada de la cabecera aparecen dos contrafuertes coincidentes con la posición de los arcos que soportan la bóveda, pero que en opinión del arquitecto Francisco Serrano, no serían necesarios porque “estos arcos solo tienen apoyo en uno de sus lados de manera que tenderían a moverse hacia el lado libre y no hacia el que configura la fachada”. Los contrafuertes fueron colocados posteriormente por el desplazamiento del muro que se estaba produciendo por el acúmulo del peso que recae en la zona. Entre esos contrafuertes vemos un moderno azulejo de la Virgen de Guadalupe, y sobre la puerta de entrada otro de la Virgen de Perpetuo Socorro.
Posiblemente tras el abandono de la fiesta y de los feligreses de la ciudad, la ermita se mantuvo con uso privado y por eso se ha conservado, al igual que por su utilización en el siglo XX como escuela para los niños de la finca, configuración que actualmente conserva, con pupitres, pizarra…
Como se encuentra en una finca privada y está cerrada, no he podido nada más que verla desde el exterior. Desde aquí hago un llamamiento, y si alguien conoce a los dueños o encargados de la finca… me encantaría poder visitarla y fotografiarla por dentro.
Hoy solo os he querido mostrar este vestigio de nuestra historia que, a pesar de salirnos al encuentro en nuestros viajes por carretera, sigue siendo una gran desconocida.
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
Ayuntamiento y familias cacerenses. Publio Hurtado
Catalogación del patrimonio arquitectónico disperso en el territorio: las ermitas del entorno de Cáceres. Francisco Serrano Candela.
Estudio histórico-artístico de las ermitas y oratorios de la tierra de Cáceres. José Antonio Ramos Rubio. Óscar de San Macario Sánchez