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LA CASA DEL MIEDO DE LAS MINAS DE VALDEFORES

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Antes de ser ciclista y buscar de una forma casi incomprensible, las cuestas más empinadas de los alrededores de Cáceres, ya mi abuelo me había hablado de una truculenta historia ocurrida en las Minas de Valdeflores. Todo ocurrió en una casa al final de lo que se le conoce como la Cuesta de la Casa de Miedo, por la que las pedaladas son duras y satisfactorias a la vez. Tras toda la polémica con la posible reapertura de Valdeflores, he estado pateando la zona bastante, y visité hace unos días la misteriosa casa. Al recordar solo vagamente lo que mi abuelo me relató, decidí colgar una foto en al Facebook del blog y preguntar. El resultado ha sido sorprendente: varios de vosotros me habéis contado vuestras versiones de lo que en dicha casa ocurrió. Con todo eso, y lo poco que yo recuerdo, he creado un relato que aúna los puntos coincidentes de todas las versiones recibidas.



En las primeras décadas del siglo pasado se extraía mucho mineral de los túneles de la mina de San José de Valdeflores y había varias bocas trabajando a pleno rendimiento. Entre los muchos mineros que trabajaban por turnos allí, había uno del que no se recuerda el nombre, pero al que sus compañeros llamaban Picorroto por su carácter distante, hosco y desabrido. Picorroto era un hombre poco amistoso y nada dado a la conversación ni a relacionarse con sus compañeros de faena, razón por la que era muy poco apreciado por los demás. A todo esto, había que sumar su desmedida afición al vino, lo que le agriaba aún más el carácter. Algunos cuentan que era natural de Cilleros, otros que de Ahigal, y que había servido en la guerra de África, lo que podía ser la razón de su carácter por los horrores que allí habría vivido.



Cuentan que, además, cuando bajaba a los túneles, no dejaba de murmurar para sus adentros cosas ininteligibles que sólo contribuían a aumentar el nerviosismo y la incertidumbre naturales de quienes bajan a lo más profundo de la tierra.  Algunos compañeros, incluso, juraban que le habían visto apartarse disimuladamente del grupo y le oían hablar y gesticular como si discutiera con alguien en la oscuridad de los túneles. Pocos se atrevían a preguntarle a Picorroto por este particular, pero los que lo hicieron contaron que en medio de sus borracheras sólo alcanzaron a entenderle amenazas sobre el Monje de la mina, afirmando que estaba muy irritado porque los hombres se adentraban en las profundidades de la tierra y le robaban sus riquezas sin pagar, y que el Monje exigía un tributo. Todos creían que Picorroto estaba loco y se alejaban lo más posible de él.

Cierto día de noviembre según unos, o de diciembre según otros, a la caída del sol, enviaron a Picorroto junto con tres compañeros a la casa que había en lo alto del cerro a por unas herramientas. En esta pequeña edificación se almacenaban utensilios y explosivos para los trabajos de la mina. Mientras subían los mineros no dejaron de oír murmurar a Picorroto. Llevaba ya unos días más hosco que de costumbre y se había visto envuelto en varias peleas con compañeros, por lo que procuraban no acercarse mucho a él. Una vez en la casa, empezaron a sacar las herramientas que les habían ordenado llevar, estaban tan ocupados en ello que no se fijaron en que Picorroto había desaparecido.


De pronto, y sin mediar palabra, vieron como Picorroto se arrojó sobre ellos, golpeándoles con su pico con una saña inimaginable. Tan salvaje fue el ataque que mató a los tres sin que tuvieran ninguna oportunidad de escapar, dejando las paredes de la casa cubierta de sangre.


Los trabajadores de la mina tardaron en echar de menos a sus compañeros, cuando por fin lo hicieron y subieron a la casa, encontraron una escena que nadie querríamos vivir: los cuerpos decapitados de los tres mineros descansaban en cada uno de los huecos de las dos ventanas y la puerta de la fachada. No podían creer lo que estaban viviendo… pero lo peor estaba por venir. En las traseras de la casa, en una pequeña explanada de hormigón que aún se conserva, estaban las tres cabezas de los mineros formando un siniestro triángulo. De Picorroto no había ni rastro, le buscaron por toda la sierra de la Mosca durante días, la Guardia Civil se movilizó por toda la provincia, pero nunca se le volvió a ver. Desde entonces algunos afirman que cuando sopla el viento por la vaguada del arroyo de Valhondo, se pueden distinguir entre sus murmullos los gritos de terror de los mineros asesinados. Otros dicen ver en la casa una sombra que porta una vieja lámpara de carburo en una mano y un pico roto en la otra.




Los años pasaron y poco a poco esta historia fue olvidada, la mina se cerró y los alcornoques y las jaras fueron recuperando sus antiguos dominios, y la ciudad de Cáceres volvió sus espaldas a las minas de Valdeflores. Nunca sabremos si esta historia fue real o tan sólo era una de tantas leyendas típicas de mineros que se popularizó por un tiempo en Cáceres. Un amigo apuntaba que, a lo mejor, la leyenda fue extendida por la propia empresa que explotaba la mina para mantener alejados a los curiosos y a los ladrones de sus instalaciones y del almacén de los explosivos.  Lo único que sabemos es que en los últimos tiempos se habla de volver a abrir la minas de Valdeflores, esta vez en la forma de una explotación a cielo abierto, y que si hace unos cien años los túneles de las viejas minas enfurecieron tanto al Monje como para exigir un tributo de sangre, esperemos que esta nueva explotación no haga volver a Picorroto para cobrársela…


P.D. Esta historia tiene una segunda parte que ya os contaré, Al Detalle. 

CRUZ EN CRUCES EN EL CAMINO DE LA MONTAÑA

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Todos hemos subido, al menos una vez, al Santuario de la Montaña, caminando o en coche. Es un camino transitado a diario por cientos de personas, unas motivadas por la fe, otras por las vistas y otras por el placer de hacer deporte en un entorno así. Este camino, que parte de Fuente Concejo, originalmente terminaba en el Calvario y no en la cima de esta sierra, siendo su nombre en la época “Camino del Calvario”, creado para acceder a las tres grandes cruces que en una explanada se ubicaron por la cofradía de la Cruz de los Disciplinantes en el primer tercio del siglo XVI. Se cree que ya en el siglo XV habría una capilla primitiva, pero no fue hasta 1602 cuando se levantó la pequeña ermita del Calvario como ahora la conocemos.

El 1 de noviembre de 1604, Benito Pavón Bravo mayordomo de la cofradía de la Soledad, concertó con Pedro Prieto, natural de Hoyos, y con el cacereño Pedro García Gata, la continuación del camino :“hasta la çerca de Gonçalo Hernández, que de presente es de don Pedro Rol de la Çerda, depositario, hasta el cabo della, a rraíz del camino hasta una peña gorda”, conforme a las siguientes condiciones: “que cada diez varas a de echar una cadena de piedra gorda y a los lados a de llevar cadenas de piedra gorda y fuerte”; “que an de quebrar e allanar todas las piedras que estuvieren en el dicho camino que se a de enpedrar, de manera que quede llano y a contento del dicho Blas Martín”. La piedra, cal y demás materiales corrían por cuenta del empedrador. El mayordomo se obligaba a abonar, cada sábado el trabajo semanal realizado a razón de 18 maravedís “por cada vara de media en quadra”. Una vez concluida la obra y tasada por Blas Martín Nacarino, se les satisfaría el total del valor más tres ducados de prometidos.


Durante décadas la Cofradía de la Soledad, se encargó del mantenimiento de la vía, facilitando así el acceso de los fieles durante los trece días al año en el que la Virgen de la Soledad permanecía en el Calvario. Desde aquí partía otra senda, mucho más angostas y dificultosa que transcurría entre castaños, hoy ya desaparecidos, y que culminaba en lo que ahora es el Santuario de la Virgen de la Montaña. Durante los siglos XVII y comienzos del XVIII, este sendero no era mucho mejor que un camino de cabras a los que se iba haciendo el mínimo mantenimiento. La Montaña iba siendo cada vez más frecuentada por los ciudadanos de Cáceres, así es que en 1715 se empedró esta vía de acceso, con un coste total de 2437 reales y 10 maravedises.


La gran transformación de la subida al Santuario se produce cuando en 1896, el por entonces Mayordomo de la Cofradía, Santos Floriano, plantea en un primer lugar, y posteriormente lleva a efecto, la construcción de una polémica carretera que llegue a la cima de la sierra. El aspecto actual, iluminado y resbalosamente acerado, corresponde a intervenciones de primeros del siglo XXI.

Donde quiero poner el foco hoy, es en las cruces que acompañan a los fieles desde San Maquino, hasta el propio Calvario. Corresponden a las 14 estaciones que representan los episodios de la Pasión de Cristo. Se sabe documentalmente que ya existían en 1591 y que en 1615 el Obispo D. Pedro de Carvajal y Girón concedió la siguiente indulgencia para quienes hacían este Vía Crucis: “a todas las personas que visittaren las cruzes de la esttazión de el Calvario en cada una quarentta días de verdadera yndulgenzia



La mayoría de estas cruces fueron donadas por los devotos como ya os conté hace meses cuando os enseñaba la base de una de ellas que se encuentra depositada en la “cueva del pastor” el Santuario y que, según puede leerse en ella, fue mandada hacer por Francisco Jiménez y su mujer, Juana Pérez, en 1619 y que se ubicaba originalmente junto a la ermita del Amparo. (Picha aquí para acceder a este artículo)


Además de estas construidas en granito, las había de hierro forjado y de madera. Se conoce que fueron repuestas tras el huracán que asoló gran parte de la ciudad en 1672. Y a lo largo de estos años, han tenido que ir cambiándose por el deterioro, fundamentalmente, ocasionado por los gamberros. Por lo tanto, no sabemos si queda alguna de finales del siglo XVII, o no.


Lo que sí podemos distinguir con facilidad, es que hay fundamentalmente de dos tipos: unas antiguas, de granito sin pulir, algo más toscas y envejecidas por el tiempo, y otras que deben de ser muy recientes y que “lucen” mucho más nuevas. Lo curioso es que en las más viejas hay un DETALLE que a muchos les pasa inadvertido: en la base de cada una de las cruces hay tallada otra pequeña cruz. Son cruces de persignación, es decir, servían para ser tocadas por los fieles al llegar a cada estación, antes de hacerse la señal de la Cruz. En algunas mantienen su posición al frente, otras al ser removidas a lo largo del tiempo, se encuentran en los laterales.




Yo os invito a subir por la carretera de la Montaña y a fijaros en estos pequeños testigos de piedra, buscando estas otras pequeñas cruces y tocarlas, conectando así con esos miles de personas que han pasado frente a ellas, por simple deporte, por las vistas, o por un profundo acto de fe. Imaginado las promesas, las esperanzas, las ilusiones y las angustias de todos aquellos fieles que, con la devoción a la Virgen de la Montaña, hicieron este camino durante siglos y se hicieron la señal de la cruz frente a ellas, en estas olvidadas cruces en cruces que hoy os he querido enseñar, Al Detalle.






BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
El Amparo y el Calvario: Dos ermitas de la sacro santa vía cacereña. Serafín Martín Nieto

Historia del culto y del Santuario de Nuestra Señora de la Montaña, Patrona de Cáceres. Miguel Ángel Orti Belmonte.

P.D. A las cruces del Calvario no he podido acceder para hacerles la foto al encontrarse la explanada cerrada. Prometo acercarme y descubrir si tienen pequeñas cruces grabadas también. 

FÓSILES EN EL GOBIERNO MILITAR

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Los muros de nuestra ciudad antigua no sólo nos regalan DETALLES de la historia de la ciudad. En ocasiones nos regala pedazos de la historia natural de nuestro planeta en forma de fósiles. En otras ocasiones os he mostrado corales, crinoideos, crucianas e incluso un pequeño trilobites. Esta vez os muestro estos pequeños icnofósiles en pizarras, que encontramos en la Cuesta de la Compañía, en la pared lateral del Gobierno Militar. En lo que parece una antigua puerta tapiada vemos estos pequeños fósiles de forma abundante. Se reconoce fácilmente porque al tapar esta pequeña puerta se utilizó una roca distinta a la del resto del muro, por lo que no hay pérdida.  

Los icnofósiles (del griego ikhnos: huella, marca) o pistas fósiles son estructuras etológicas fósiles individualmente identificables que reflejan en mayor o menor grado la morfología del organismo productor. Una pista puede estar formada por un sólo elemento (por ejemplo, una madriguera o una pisada) o por varios elementos físicamente separados pero en conexión etológica. 



Hoy sólo os quería enseñar estos pequeños fósiles de nuestros muros, Al Detalle. 

PINTURAS RUPESTRES DEL SIGLO XXI. CERRO DE AGUAS VIVAS

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Afortunadamente lo ha vuelto a hacer. El autor de las pinturas que podemos ver en el Cerro de la Butrera, y que os enseñé ya Al Detalle (enlace del post), ha decido regalarnos de nuevo su arte, su delicadeza a la hora de plasmar las figuras sobre piedra, la sensibilidad de los abrazos que dibuja, la fuerte dulzura de las figuras femeninas cuyas extremidades se pierden en infinitas espirales. Espirales arquetípicas comunes a casi todas las culturas, a casi todas la civilizaciones, y que nos conectan con los ritos atávicos de tierras lejanas. Raúl Popoose nos ofrece de forma generosa su arte, pero además, nos invita a conocer paisajes y vistas poco frecuentadas en los alrededores de la ciudad. Pero su labor no queda ahí: nos invita a explorarnos a nosotros mismos, a mirarnos hacia adentro y buscar  en nosotros las raíces de las que nos nutrimos, de las que crecemos, pero que permanecen ocultas en la tierra de la prisa y la modernidad.












El artista en esta ocasión está ilustrando el Cerro de Aguas Vivas, pudiendo acceder a él desde un camino habilitado y acondicionado que parte de la "Rotonda del Casar" en la Ronda Norte. Raúl Papoose selecciona lugares sin afecciones arqueológicas, usa pigmentos naturales, en una comunión de rebeldía y respeto al entorno que ha provocado la admiración de prácticamente todos los que hemos podido conocer su obra en las piedras de nuestros campos cercanos.





En esta ocasión tres grandes figuras: una pareja abrazándose como símbolo del amor eterno, una guerrera que defiende la ciudad de Cáceres que divisa a lo lejos, y por último una figura de una mujer que personalmente me inquieta bastante. Las punteaduras y las manos acompañan y enmarcan estas otras representaciones de mayor tamaño.






Desde aquí sólo os quiero invitar a que conozcáis a este artista cacereño y os dejéis sorprender por sus obras que tan generosamente nos regala en los cerros de nuestro Cáceres. 




¡ESTE ESCUDO SE SALE! LA CASA DE LOS SÁNCHEZ PAREDES, AL DETALLE

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El escudo que hoy os voy a mostrar, Al Detalle, se sitúa en la calle Puerta de Mérida Nº3 de Cáceres , en el Palacio cuyo nombre es el que representa su propia iconografía heráldica: Sánchez-Paredes.




Este edificio es de estilo gótico, levantado en el siglo XV. Sufrió una importante reforma en el XVI y otra en 1945 (según los datos del SIG) que fue la que le dio su aspecto actual y que eliminó gran parte de los elementos originales, mientras que otros cambiaron de posición. Por ejemplo, bajo este precioso escudo, observamos dos sillares con las marcas características de haber alojado una reja. Lo que no sabemos, porque no tenemos los planos de esta parte de la casa, es si fueron colocados posteriormente ahí, o es el escudo el que se ubicó donde anteriormente hubo una ventana. Aunque lo más probable es que el escudo fuera cambiado de sitio, por su “extraña” posición respecto a la puerta.

PLANO DEL EXPEDIENTE DE OBRA. 1945 (Fuente: SIG)

A la derecha también podemos ver los restos de lo que algunos llaman “ventana cacereña”, una ventana geminada cegada. Es decir, en esta ciudad antigua que tanto amamos, las piezas, como si de un juego de construcción se tratara, han ido cambiando de sitio hasta ser lo que ahora es. 



Pondremos el foco ya en el escudo. Si uno mira parte de la bibliografía lo definen como: “banda dragantada y siete estrellas” o “banda engolada (Sánchez) y siete estrellas (Paredes)”. Nadie hace referencia a la empuñadura de espada que se ve al fondo. El apellido Sánchez, por ser tan frecuente y abundante, tiene numerosos escudos muy distintos entre ellos. Aquí encontramos esa banda con los extremos entrando en boca de dragones (que es lo que significa engolada). Esta representación es común en las familias Sánchez de Asturias y Cantabria y en una gran parte de Galicia. Pero es justo aquí donde aparece una variante en el escudo de una parte de esa familia gallega, cuya estirpe representaba una espada atravesando esta banda engolada. Como podemos ver en la esquina superior izquierda, fuera del escudo, en la pared, encontramos la empuñadura de una espada que seguramente nos hable de un origen gallego de la familia cacereña, algo muy común en los linajes de estas tierras.  Este curioso elemento, como ha pasado en la bibliografía, pasa inadvertido para la mayoría de visitantes y cacereños.






Bajo este precioso escudo enmarcado por un alfiz, encontramos la siguiente inscripción:

NON HABEMUS HIC CIVITATEN MANENTEM SED FUTURAM INQUIRIMUS

Que se puede traducir como:

NO TENEMOS AQUÍ CIUDAD PERMANENTE, SINO QUE BUSCAMOS LA FUTURA



En la imagen retocada digitalmente vemos más claramente esta inscripción.



Hoy solo os quería enseñar este precioso escudo y buscar los DETALLES que se esconden en él. 

VISITANDO EL ARCHIVO HISTÓRICO PROVINCIAL DE CÁCERES I

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Hace unos días, gracias a la intercesión de Serafín Martín y la amabilidad de Esperanza, su directora, pude conocer el Archivo Histórico de Cáceres, Al Detalle. Como la información es mucha, así como las imágenes, dividiré el artículo en dos partes, una dedicada al archivo propiamente dicho y sus funciones, y otra al edificio.

El Archivo Histórico Provincial de Cáceres se creó por Orden del Ministerio de Educación Nacional el 28 de septiembre de 1950 (B.O.E. de 20 de noviembre), a propuesta del Excmo. Ayuntamiento de Cáceres. Su primera finalidad fue reunir los fondos documentales de la Provincia. Entonces se creó la “Biblioteca Pública y Archivo Histórico de Cáceres”, bajo la protección de un patronato que funcionaba como una sección del Patronato Provincial para el fomento de los Archivos, Bibliotecas y Museos Arqueológicos, pero con independencia del pleno y con autoridad propia para los asuntos referidos a la Biblioteca y al Archivo Histórico. En sus primeros años, el archivo recibía dotaciones económicas de las cantidades consignadas en los presupuestos del Estado y del Excmo. Ayuntamiento de Cáceres.

Su primera sede fue el Palacio de la Isla, debido al constante incremento de los fondos documentales, en el año 1980 se inician las gestiones para el traslado de los fondos a un nuevo edificio. Así, en el Plan de Inversiones de la Subdirección General de Archivos, se programa la construcción o adaptación de algún edificio para Archivo Histórico Provincial de Cáceres. El Delegado de Cultura en Cáceres informa que la solución podría estar en la cesión por parte de la Caja de Ahorros de Cáceres del llamado Palacio Toledo Moctezuma, ya cedido al Ministerio de Información y Turismo, para la construcción de un Parador Nacional que renunció posteriormente al proyecto, con la consiguiente desafectación del inmueble. Como quiera que este edificio seguía siendo aún pequeño para poder albergar todos los fondos, que presumiblemente ingresarían, se solicita información urbanística al Ayuntamiento para un solar anexo sito en las calles del Obispo Álvarez de Castro, adarve del Cristo y Calle Tiendas con vistas a su edificación y construcción posteriormente de un paso elevado que comunique el Palacio de Moctezuma con el nuevo edificio. En 1986 se inicia la incoación del expediente de cesión gratuita de dichos solares municipales al Estado para ampliación del Archivo Histórico Provincial. El 17 de octubre de 1989 el Excmo. Ayuntamiento de Cáceres hace donación de dicho solar y se produce el acta de afectación del inmueble que se hace efectiva el mismo día.

El archivo inició el traslado al Palacio Moctezuma en el año 1992. En el solar colindante se construye un edificio anexo de nueva planta que fue recepcionado el 27 de noviembre de 1996, dotado de modernas instalaciones, que supuso la disponibilidad del edificio de titularidad estatal y, en consecuencia, que en 1997 se procediera a trasladar el resto de documentación depositada en el Palacio de la Isla al nuevo depósito, dejando definitivamente el viejo edificio.

Entre las funciones del archivo están la de recibir por transferencia los Protocolos Notariales centenarios y los documentos de las delegaciones provinciales de la Administración del Estado y por donación, legado, depósito o compra cualquier otro fondo de carácter privado o público. Organizar y describir los fondos documentales que conserve. Realizar la conservación preventiva de los fondos documentales custodiados y restaurar aquellos que lo precisen. Digitalizar los fondos documentales conservados. Permitir a la Administración y a los ciudadanos el acceso a los documentos y a la información que contienen con las restricciones que marca la ley. Difundir por cualquier medio (exposiciones, publicaciones, visitas guiadas, cursos etc.) los fondos documentales conservados.


Una vez contada la parte más formal, que nos da una idea del importante y complicado trabajo que se hace en el archivo, os voy a contar mi visita. Tras una pequeña y agradable charla con la directora pasamos a ver la sala de consulta de documentos con un total de 21 puestos y varios ordenadores, con unas pantallas enormes, en los que se pueden consultar los fondos digitalizados, que cada vez son más. Pasamos a la sala de reprografía y otra donde suelen acceder las excursiones y visitas para no molestar a los investigadores en sus trabajos. Y aunque ya no se utilizan, evidentemente, conservan una vieja y preciosa estantería con las típicas cajoneras con sus fichas escritas a máquina, como un recordatorio de la antigua forma de trabajar y para que sirva para que los estudiantes se imaginen la labor de un archivo cuando no existían los ordenadores. Pasamos entonces ya a salas con los archivos en las que me sorprenden viejos frescos que se han mantenido.




Atravesamos decenas de salas en las que se controla la temperatura y la humedad y me permiten abrir un momento las ventanas para hacer las fotos, pero que normalmente se encuentran protegidas del sol para no dañar los viejos legajos que atesoran.  Todavía no hemos pasado al precioso, funcional y polémico edificio nuevo. Cuando llegamos él me entusiasma sus volúmenes, sus detalles y la luz tamizada por el alabastro de sus ventanas. Recorremos los pasillos disfrutando de la ingente cantidad de documentos que esconde cada uno de los estantes.






Llegamos entonces a la zona de recepción de documentos, restauración, digitalización… y mi admiración por el trabajo callado que desde aquí se hace, va aumentando por momentos. Pude disfrutar de antiguos planos, o documentos del siglo XIV, fotografías restauradas y de una cantidad de tesoros documentales que me sobrecogen. En el laboratorio, donde me encuentro más como en casa, veo el proceso de restauración del papel, de los encuadernados... Contemplo el mimo con el que se trata cada página y el mimo con el que se trata cada uno de los volúmenes o documentos que me muestran.




Cuando leemos cualquier referencia bibliográfica, datos de compras, de ventas, de muertes, de batallas… no sabemos el enorme trabajo que tienen detrás. Sostienen cada uno de esos datos, la conservación, restauración y análisis exhaustivo de cada párrafo, de cada línea. No nos podemos imaginar la labor que hacen y de las que el resto nos nutrimos. La emoción de los documentos que veo y el reconocimiento a una labor callada, me llenan de emoción.



Entonces pasamos a recorrer otras partes del edificio… pero eso os lo contaré, Al Detalle, en el siguiente post. 


P.D. Cualquier ciudadano puede visitar el archivo solicitándolo previamente.

OCTUBRE 2017. LA PIEZA DEL MES EN EL MUSEO DE CÁCERES

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Desde hace años, siempre me ha gustado descubrir la pieza del mes que nos presentan periódicamente desde el Museo de Cáceres. Me parece que es un ejercicio que se asemeja a la filosofía del blog. Es asomarse a pequeños detalles, a piezas que muchas veces no son espectaculares, pero que forman parte de nuestra historia, de nuestro pasado. Por eso, y con los permisos pertinentes, voy a enseñaros esta pieza en Cáceres Al Detalle. Espero que os guste la idea, y que además, os entren ganas de ir con frecuencia al Museo, que siempre merece la pena. En el panel explicativo que acompaña a la pieza podemos leer:


BROCHE DE CINTURÓN
SIGLO VI.
MALPARTIDA DE CÁCERES
A lo largo de estos cien años de vida del Museo de Cáceres, muchas de las piezas arqueológicas que han ingresado lo han hecho gracias a las excavaciones arqueológicas realizadas con motivo de las obras de infraestructuras llevadas a cabo en la provincia de Cáceres. Los  movimientos de tierras que se producen sacan a la luz yacimientos arqueológicos hasta entonces desconocidos; en 1911 por ejemplo las obras de la carretera de Cáceres a Monroy, que entonces atravesaba el yacimiento de Cáceres el Viejo, sacaron a la luz algunos objetos que impulsaron la excavación científica campamento romano unos años después. Las obras de carreteras, vías del tren, urbanizaciones, polígonos industriales, parques fotovoltaicos… conllevan la realización de prospecciones previas para comprobar la existencia de yacimientos arqueológicos y si resultaran afectados, su posterior excavación.


La construcción de las autovías autonómicas EX-A1 o la A-58 han supuesto la excavación de un buen número de yacimientos de distintas épocas, así como la A-66 o Vía de la Plata que por su historia a lo largo de varios milenios ha sido un lugar de paso de muchas culturas que han dejado un buen número de yacimientos desde el norte de Cáceres hasta el sur de Badajoz. Igualmente las obras del trazado del tren de Alta Velocidad Española (AVE) han contado con prospecciones y excavaciones arqueológicas. De acuerdo con la ley 2/99 de Patrimonio Histórico y Cultural de Extremadura, todos los materiales arqueológicos procedentes de la provincia de Cáceres deben ser depositados en el Museo de Cáceres.



En el año 2007 con motivo de la construcción de una planta fotovoltaica en la dehesa de Los Estantes, en Malpartida de Cáceres, se localizaron 36 tumbas de época romana y visigoda que fueron excavadas previamente a la instalación de los paneles solares. En una de las tumbas visigodas, compuesta por grandes losas de granito, se recuperó esta hebilla o broche de cinturón de bronce. El broche es de forma ovalada con una aguja o hebijón de base escutiforme y escotaduras laterales que se curva en un extremo para adaptarse a la sección circular de la hebilla. En la misma dehesa, durante la ampliación de la planta fotovoltaica se localizó un cortijo que estuvo en uso entre los siglos V-VIII, y posteriormente, no lejos de este cortijo, durante los trabajos construcción de un paso elevado sobre la vía del tren Cáceres-Valencia de Alcántara fue localizado otro asentamiento medieval con zonas domésticas y una prensa de molino que prolongaba su ocupación hasta el siglo IX, ya en época islámica.


http://museodecaceres.gobex.es/web/view/portal/index/standardPage.php?id=69

PUENTE “CHICO” DEL GUADILOBA

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El Guadiloba es ese sediento pantano, realimentado por el Almonte, del que los cacereños bebemos y nos servimos a diario. Más allá y acá del embalse carece, aparentemente, de entidad propia, siendo olvidado y despreciado por la ciudadanía. Pero alrededor de su cauce, en un pasado no demasiado lejano, proliferaron molinos, fábricas harineras y algunos puentes. Poco a poco os quiero enseñar estos tesoros escondidos de nuestro río, centrándome hoy en lo que yo llamo el “puente chico”, evidentemente por su tamaño, y sobre todo, por comparación con otro que está aún más cerca de la ciudad, y que enseñaré pronto Al Detalle.




En la finca Suerte de Paredesencontramos este puente para el paso del ganado, asentado sobre pizarras y grauvacas, posee planta recta y perfil alomado. Es de mampostería con las propias pizarras de la zona, mientras que los desiguales arcos están hechos con ladrillo. Los encontramos de medio punto, así como rebajados. En el lado izquierdo se conservan tajeas que han desaparecido en el otro extremo. Aparentemente no hay vestigios de petril y la calzada estaría empedrada con cantos que sólo se conservan en algunos pequeños tramos. Esta calzada no alcanza el metro y medio de ancho.




Por su tipología constructiva y su tamaño (más de 25m de largo, pero no mucho más de dos metros de alto) podemos considerarlo como de fábrica popular para uso agropecuario y tránsito a pie. A pesar de la humildad en las técnicas de construcción y materiales, podemos considerarlo algo más que una simple pasarela para el ganado. Además, soporta, con bastante honestidad y firmeza, el paso del tiempo, el abandono y olvido.





Podemos acceder a él desde el camino que circunda el pantano, o más directamente desde la salida al camino de Torremocha de la N521, atravesando un paso elevado sobre la autovía. El acceso es sencillo desde ambos lugares.




Poco a poco os iré mostrando algunos secretos que guarda el Guadiloba y que nos dan una idea de que hace un tiempo no era ese cauce sediento que se nos presenta ahora. Os invito a acercaros y conocer, Al Detalle, sus secretos. 



LOS AZULEJOS DEL SIGLO XVIII QUE NOS QUEDAN

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Debo confesar que este tema lo he conocido porque fue publicado por primera vez por mi amigo M.A. Barrantes en su fantástica página CÓNOCE CÁCERES hace unos días. Gracias a él he podido leer y conocer un poco más sobre estos pequeños Detalles de nuestro patrimonio.

Una Real Cédula fechada en el 13 de agosto de 1769 ordenaba la configuración urbanística de las ciudades pertenecientes al Reino de España, no por el mero hecho de la modernización del sistema urbanístico únicamente, sino por la necesidad de identificar las calles y los edificios para facilitar de esta manera, el cobro de los tributos a la corona.

El modelo imitaba lo que ya estaba aplicando en Madrid y se estableció en las ciudades de Valladolid, Granada, Zaragoza, Valencia, Palma de Mallorca, Barcelona, La Coruña, Oviedo y Sevilla. Cáceres no entraba en el establecimiento de esta normativa al carecer de Real Audiencia. Fue el 30 de mayo de 1790 cuando se crea la Real Audiencia de Extremadura con su sede en Cáceres por Pragmática Sanción en el reinado de Carlos IV.

Entre otras muchísimas cosas, la flamante Audiencia tiene que aplicar la normativa y así el 22 de noviembre de 1791 se solicita un presupuesto para crear las placas con el nombre de las calles y el número de las casas, al alfarero de Talavera de la Reina, Manuel Montemayor. Este ofrece un presupuesto con unas medidas “de quarta en cuadro” para los números por 4 reales de vellón cada uno, y el nombre de las calles “de tercia en quadro” por 8 reales de vellón cada uno. Es decir, los números serían cuadrados con un tamaño de un cuarto de vara (21cm) y las placas de las calles de un tercio de vara (29,5cm).

La mayoría de estos azulejos están coronados por una cruz patada y son de fondo blanco esmaltado donde resaltan las letras mayúsculas en azul y en las que a veces vemos la preposición DE entrelazada. En total se encargaron 214 placas con nombres de calles y 1515 números.

En el Archivo Histórico Provincial se conserva el “El EXPEDIENTE DE ESTABLECIMIENTO DE QUARTELES” en la Villa de Cáceres, dirigido por Melchor Basadre, creando 4 “quarteles” en los que quedaría dividida la ciudad. Esto ayudó a redactar nuevos censos y facilitar, como decíamos, el cobro de impuestos.

El 11 y 24 de noviembre de 1792, el alfarero Manuel Montemayor entrega el pedido solicitado desde Cáceres. Cobra por el trabajo 7839 reales de vellón y 4 maravedises por los azulejos y 968 reales por el transporte. Un dato muy interesante que nos aporta este encargo, es que se le pidieron 1515 azulejos de números de casas, pero se especifica que de los números del 1 al 10 se pidieron de más, porque sólo eran necesarios 1404. Así sabemos el número de casas que había en Cáceres en 1793.

El paso de los años ha hecho que estas placas del siglo XVIII desaparecieran, pero lo que parece increíble es que la mayoría lo hicieran recientemente POR CULPA de lo que llamaron Plan de Excelencia Turística de Cáceres, promovido por la Junta y el Ayuntamiento, entre otros, desde el año 2000 al 2006. Entre las actuaciones pretendidas, y que no lograron conseguir, fue la de unificar la cartelería en la ciudad antigua. Así es que arrancaron, rompieron y tiraron la mayoría de estos azulejos, aunque no debemos descartar que alguno descanse en algún hogar cacereño. En su ubicación original sólo nos quedan 9 de los 214 azulejos contratados. Los podemos ver en:




CALLe de Río verde alto. Azulejo que ha sido ocultado y destrozado recientemente por una obra y que ha sido el detonante de esta publicación








Calle de Río verde vajo. Situado varias viviendas antes del final de la calle, unos cables cubren la parte inferior de la pieza, muestra buen estado de conservación a pesar de la falta de esmalte blanco en algunas zonas.





Calle de la Cruz. Destaca sobre uno de los chaflanes de esta pequeña vía. Carece de esmalte en algunas zonas.




Calle del Rincón de la Monja. Situado en la fachada de una casa en esquina, el lado izquierdo está cubierto por unos cables eléctricos. Posee profundos daños en el esmalte.



Portal del Pan. Se encuentra resguardado bajo un soportal de la Plaza Mayor, al final de la Calle Pintores y sobre la fachada del bajo del edificio que actualmente es una heladería. Además de daños en el esmalte y una grieta en la parte inferior tiene unas pintadas.



Calle de Santi Spiritus. Situado en la fachada lateral del Palacio del Duque de Abrantes. Presenta muy buen estado de conservación, con pequeñas faltas de esmalte.





Calle de la Gloria. La placa está colocada en la confluencia con la Calle Obra Pía de Roco. La pieza presenta varios daños en el esmalte.




Calle del Adarve del Christo. Azulejo situado en el último edificio del adarve, en la confluencia con la Cuesta del Marqués. Está fragmentado en tres trozos y apenas es legible.





Plazuela del Marqués de la Ysla. Resalta en la fachada principal del Palacio del Marqués de la Isla, en la actual Plaza de la Concepción. Presenta numerosas grietas y deterioro en el esmalte.




De los 1515 azulejos de números que se encargaron al alfarero, solo se conservan cinco en nuestras calles. En la bibliografía se especifica un sexto que, o ha desaparecido, o ha sido tapado por uno de esos números que se compran en las ferreterías. Los podemos ver en:

el 4 de la Calle de la Cruz.



el 2 de la Calle del Rincón de la Monja.






el 2 de la Plaza de Santa María (corresponde al Palacio de Hernando de Ovando)




el 1 de la Calle de la Obra Pía de Roco.



el número 5 de la primitiva Calle de Piñuelas Altas, hoy Plaza de Publio Hurtado.




el 9 de la Calle del Arco de Santa Ana. Personalmente creo que no está ahí debajo, por lo que lo daremos por perdido...





Prefiero no hacer ningún comentario sobre este tema, porque no quiero modificar el tono habitual del Blog, pero creo que todo queda dicho. Sólo quisiera invitaros a mirar con atención estos preciosos Detalles de nuestra ciudad… porque no sabemos cuánto durarán…

BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
LOS AZULEJOS DE NOMBRES DE CALLES Y NUMERACIONES DE CASAS DE CÁCERES FABRICADOS EN EL SIGLO XVIII. Nuria M.ª FRANCO POLO

VII ENCUENTRO DE BLOGUEROS

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Fotógrafos, blogueros y amantes de la naturaleza y de la cultura de Extremadura en general, nos encontraremos en Trujillo, en el convento de La Coria, el sábado día 25 de noviembre de 2017. En esta ocasión el argumento en torno al cual girará esta nueva edición de nuestros Encuentros, es el Cielo de Extremadura.

Además se presentará el libro en el que he podido colaborar con un artículo, dedicado a los CIELOS DE EXTREMADURA desde los distintos puntos de vista y temática que aportamos algunos blogueros de la región. Sin duda será una muy interesante publicación¡¡¡¡¡


#ExtremaduraBlogs

DE CUANDO EL “DON JUAN” VIVÍA EN CÁCERES. EL CONFLICTO DEL OBISPO GALARZA Y LAS MONJAS DE CLAUSURA.

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Hace años, era tradicional que en las fechas cercanas a la festividad de TODOS LOS SANTOS, se representase en los teatros “El Tenorio”, o se repusieran las versiones para televisión de los míticos Estudios Uno. Aunque ese Don Juan Tenorio es la figura más conocida actualmente, el Don Juan es, en realidad, un personaje arquetípico extendido en la literatura, la ópera o el cine. El Burlador, Don Giovanni, El Estudiante de Salamanca, El Tenorio, o simplemente El Don Juan, son algunos de los nombres con los que se identifica a este seductor, a este crápula, a este despiadado encantador que usa a las mujeres como un mero objeto de seducción.

El más representado en estas fechas de castañas, granadas y membrillo, es el Tenorio de Zorrilla, pero hay otro Don Juan, el publicado por Azorín en 1922, que nos cuenta un pasaje poco conocido de la historia de nuestro Cáceres. Nos detalla la ardua disputa que mantuvo el Obispo Galarza con las monjas de dos conventos de la ciudad, llegando el pleito hasta la mismísima Santa Sede. Este marco es en el que se desarrolla esta novela corta de José Martínez Ruíz, Azorín, y que hoy os quiero contar, Al Detalle.

En esta ocasión, el Don Juan se aparta del personaje desalmado y sin escrúpulos, que con engaños y disfraces logra el favor de bellas mujeres. Este seductor se nos presenta ya mayor, enfermo y llevando una vida tranquila retirado en una pequeña ciudad de provincias. Está integrado en la sociedad y es él el que pasa a ser seducido por Sor Natividad y Jeannette.


La ciudad que describe Azorín es una mezcla de Cáceres, Salamanca, Toro y, fundamentalmente Coria. Aunque hay un detalle que la acerca mucho a Cáceres: Azorín hace referencia constantemente a dos conventos que pertenecían a nuestra ciudad. Queda claro por las investigaciones de los expertos, que Azorín usa guías de viajes de la época para recrear una pequeña y tranquila ciudad provinciana, mezclando elementos de distintos lugares.

Pero es el famoso pleito del Obispo Galarza el que nos lleva a centrar la historia entre los muros de Cáceres. Los dos conventos enfrentados con el Obispo son el de Santa María de Jesús (que se situaba en el lugar que ocupa actualmente la Diputación) y San Pablo (en la Plaza de San Mateo). Sus monjas se oponían a acatar la orden que dimanaba del Concilio de Trento y que las obligaba a la clausura total. Ellas querían que se mantuviera la costumbre de salir con cierta frecuencia, aunque siempre con el permiso de la abadesa o priora. Los argumentos usados para defender estas salidas eran dos. El primero, que dada la pobreza en la que vivían, era necesario visitar a las familias y recoger las limosnas y regalos que éstas les hacían y que les permitían mantenerse. Otra importante razón era la posible disminución de “vocaciones” por esa falta de libertad. Muchos nobles serían reacios a entregar a sus hijas al convento (incluyendo la dote), si eso supondría no volver a verlas.

Las monjas comienzan así una dura batalla contra la jerarquía de la Iglesia, que en esta ocasión encabezaba el Obispo García de Galarza, que Azorín rebautiza en su libro como Obispo García Illán. Se conserva documentación redactada por el escribano Martín Cabrera en 1584 y presentada el 31 de enero de ese año, con las protestas de las monjas de este convento. Pero no se quedan ahí las hermanas; recurren a La Congregación de Cardenales, a los Intérpretes del Concilio o al propio Consejo Real. Pero en todas las ocasiones se les quitaba la razón… Por eso, y con la ayuda de la financiación de la nobleza cacereña, contrataron los servicios del Bachiller Cabezalvo en 1589, para que defendiera su causa en el propio Vaticano, pero una vez más, la razón cayó del lado del Obispo Galarza y los mandatos conciliares. Es en este mismo año de 1589, una vez ganado el pleito en las más altas estancias, en el que García de Galarza publica su libro: DE CLAUSURA MONIALIUM CONTROVERSIA.

Es justamente este libro el que, en su documentación personal, Azorín confiesa haber leído (aunque en su versión traducida al castellano) y haberse inspirado para crear el contexto para su Don Juan. Existen además numerosos ejemplos, si comparamos ambos textos, de esta relación. Azorín habla del carácter del Obispo y de la importancia que llegó a tener el conflicto con las monjas:


Era don García de inflexible carácter. Lo inspeccionaba todo en su palacio y en la catedral. Las menores negligencias eran castigadas terriblemente. Su lucha con las jerónimas del convento de San Pablo dividió en dos épocas —la anterior y la posterior— los fastos de la pequeña ciudad.

La lucha del obispo don García con las jerónimas del convento de San Pablo fue épica. Toda la ciudad la presenció conmovida. Duró muchos años. En el siglo XV la vida en los conventos de religiosas era placentera y alegre. Las monjas entraban y salían a su talante. No estaba prescrita la clausura. Se celebraban en los conventos fiestas profanas y divertidos saraos. El Concilio de Trento acabó con tal liviandad. El obispo don García se dispuso a proceder severamente. Todas las monjas de la diócesis le obedecieron. Se negaron a sus mandatos las jerónimas del convento de San Pablo…




El texto de Azorín también nos habla de la infructuosa lucha de las monjas:

Fueron inútiles imploraciones y amenazas. Pesaba sobre las frágiles monjas la decisión de un Concilio, los mandatos de varios pontífices, la conminación del obispo don García. A todo resistieron. Bonifacio VIII, en su decreto Periculoso, había ordenado la clausura. Pío V, en su extravagante Circa pastoralis, había ordenado la clausura. Gregorio XIII, también en su extravagante Deo sacris, había ordenado la clausura…

En este párrafo Azorín recorre el argumentario legal que hacía inviable la petición de las monjas cacereñas. Si nos damos cuenta es casi una copia de un párrafo que encontramos en los escritos del propio Obispo Galarza, en los que podemos leer:

El Obispo de Coria puso clausura a las monjas de su Obispado y mandó la guardar según que se determina en el sancto Concilio de Trento, en la sesión 25, en el capítulo 57, y también en el decreto de Bonifacio VIII que comiença Periculoso, en el título del estado de los regulares, en el libro sexto8, y en la Extravagante de Pío V que comiença Circa pastoralis, y en otra de Gregorio XIII que comiença Deo sacris, y por una provisión real que mandava lo mismo.

Encontramos algunos fragmentos más, muy similares en las dos obras, como, por ejemplo:

Alegaban las monjas que «no les puede mandar el obispo la clausura, ni el Concilio, ni el Papa, por no haberla votado ni haberse guardado en sus monasterios antes de agora, ni cuando ellas entraron, y que si se guardara, por ventura no entraran, ni fuera su intención obligarse a ello»

Que, como decimos, es reflejo literal del siguiente pasaje del De clausura monialium:



Las monjas y sus valedores alegan que no les puede mandar el Obispo la clausura, ni el Concilio, ni el Papa, por no avella votado ni averse guardado en sus monasterios antes de agora, ni quando ellas entraron; y que, si se guardara por ventura, no entraran ni fuera su intención obligarse a ella; y por estas razones no estar obligadas a la clausura ni a recibirla ni a guardarla.


Azorín, para acabar con este pasaje histórico, habla de la derrota de las monjas en estos términos:

Así hablaban las monjas de San Pablo en 1579. Fueron vencidas en la lucha; pero de la antigua y libre vida, siempre quedó en el convento un rezago de laxitud y profanidad.


Hoy solo quería contaros este pasaje que va de la historia a la literatura, pero siempre pasando por Cáceres, y recordar, así, que en nuestra ciudad tuvimos nuestro propio Don Juan.

BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA:
El De Clausura Monialium de Galarza en el Don Juan de Azorín. Manuel Mañas Núñez.
El Obispo Galarza y las monjas de Cáceres. Estudio y edición del libro de CLAVSVRA MONIALIVM CONTROVERSIAManuel Mañas Núñez
Don Juan Tenorio en la España del Siglo XX. Ana Sofía Pérez Bustamante.
El Obispo Galarza. Mercedes Pulido y Cecilia Martín. 

VISITANDO EL ARCHIVO HISTÓRICO PROVINCIAL DE CÁCERES II

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Continuamos con la visita al Archivo Histórico Provincial, en este caso nos vamos a centrar en el propio edificio y su historia. Se encuentra emplazado en el recinto intramuros y su nombre es Palacio de Toledo-Moctezuma. Su construcción responde a 3 momentos históricos. La primera obra data del siglo XIV cuando se asentó en Cáceres la familia Álvarez de Toledo, fecha de la que se conserva la fachada principal, el aljibe y un sótano con columna central gótica.
Vemos cómo la fachada está dividida en dos claros cuerpos diferenciados, el superior de ladrillo y el inferior de mampostería y sillería. Pero si nos fijamos, Al Detalle, podemos observar una división más, la que nos marca la altura del edificio primitivo del siglo XIV, unos canecillos redondeados y dos cabezas de ¿águilas? que miran al oeste y que deben de pertenecer a dicho edificio.  La puerta es adintelada y sobre ella se presenta un escudo de Carvajal, Álvarez de Toledo y Ulloa.




La zona superior, de ladrillo, se debe a una reforma del Siglo XVI, mientras que el resto de la fachada sería del XV sobre la edificación anterior del XIV. De ladrillo también es la parte superior de la torre que está rematada con una preciosa cúpula con linterna, que debo decir que se encuentra actualmente cegada. Esta reforma fue mandada hacer por Juan Cano Saavedra y Moctezuma.



En el interior, un interesante patio herreriano con un hermoso escudo de Moctezuma.







Llaman mi atención dos salas con frisos pintados al fresco. En la primera a la que se accede, se representan los Doce Césares que se presentan en la obra de Suetonio. Se observan la historia de cada uno de ellos acompañada de una figura ecuestre de cada emperador al que hacen referencia. Destacan del conjunto los sus retratos, que según los estudios de Andrés Ordax, están inspirados en las ilustraciones de Giovanni Stra-Straat, impresas en Amberes en 1590 por Crispin Van de Passe.








En la siguiente sala sorprende otro friso en el que aparecen imágenes de los mandatarios del mundo Azteca. A modo de las medievales salas de linajes, estas pinturas quisieron unir la nobleza de los dos mundos de los que provenía su estirpe. Recordemos que el abuelo de Juan Cano Saavedra y Moctezuma fue un conquistador que sirvió en Méjico a las Órdenes de Hernán Cortés y que, tras la conquista del mundo Azteca, contrajo matrimonio con la princesa Tecuixpo Ixtlaxochitl, hija del Emperador Moctezuma II y cuyo nombre se cristianizó como Isabel de Moctezuma.





Pero hay otra sala más con pinturas, que no aparece en muchos libros y que es menos conocida por los cacereños. Realmente son las pinturas de más calidad, evidentemente más modernas que las otras, y que nos representas figuras de ángeles y animales mitológicos que acompañan a los escudos familiares.






El proyecto de acondicionamiento del Palacio de Toledo-Moctezuma para sede del Archivo Histórico Provincial data de 1988 y se debe al arquitecto Dionisio Hernández Gil. Las obras terminaron en 1992, año en que se hizo el traslado de fondos. El Palacio de Toledo Moctezuma se comunica mediante un paso elevado con el edificio anexo, edificio de nueva planta obra también del citado arquitecto, conectado con otro edificio de gran valor histórico-artístico la Torre de los Cáceres Andrada, más conocida como Torre de Espadero, desde donde se tienen unas imponentes vistas de la ciudad antigua.






De nuevo quiero agradecer a la Directora del Archivo el cariño con el que me enseñó las instalaciones, por regalarme su tiempo y sus conocimientos, y permitirme enseñaros, Al Detalle, este precioso Palacio de nuestra ciudad, así como la importancia de la labor que realizan desde el archivo. 



EL LIMOSNERO DE ALDEA DEL CANO

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Hoy os quiero mostrar este curioso DETALLE de la Iglesia Parroquial de la cercana población de Aldea del Cano, con la que me unen numerosos lazos afectivos y profesionales, y que desde hace años es mi pueblo de adopción. El templo tiene la advocación a San Martín de Tours, patrón del pueblo y cuya festividad se ha celebrado recientemente con sus famosos tres días de fiesta: San Martín, San Martinino y el “chiquinino”. Esta es una forma de justificar el que los fastos se alarguen tres días y no dejarlos circunscritos al 11 de noviembre.



La Iglesia Parroquial es de una única nave dividida en tres tramos, edificada, posiblemente, a finales del siglo XV, aunque no podemos descartar que lo hicieran sobre un templo anterior y que ha sufrido posteriormente varios añadidos, como la sacristía o un recrecido de la torre. Justo aquí, en la base de la torre, junto a la preciosa portada con arco carpanel adovelada y enmarcada con un imponente alfiz, vemos este Detalle que hoy os quería enseñar: UN LIMOSNERO.
Pasa desapercibido por todo el mundo porque, entre otras cosas, se encuentra parcialmente cegado. Es de forma cuadrangular y la oquedad es un estrecho óvalo, o usando una terminología más de mi gremio, fusiforme. Este hueco era usado para introducir las limosnas al templo, que no necesariamente eran siempre dinero, sino que se ofrecían con mucha frecuencia velas de sebo de cerdo, alimentos…Pero claro, para ser verdaderamente un limosnero y no la reutilización de un sillar, debería tener una continuidad al otro lado del muro, en el interior de la iglesia. Así es que entramos a lo que utiliza como baptisterio y vemos una viejísima pequeña puerta con unos preciosos antiguos herrajes justo a la altura en la que se encuentra el limosnero. Desgraciadamente el conjunto fue cegado y no se ve el punto de unión y se ha convertido en un pequeño armarito que, según me cuentan en el pueblo, se ha venido utilizando para guardar los Santos Óleos para el Sacramento del Bautismo. Actualmente tiene aún peor fin y se ha convertido en un minitrastero bastante descuidado.



Durante siglos, estos limosneros fueron más o menos comunes, y más aún en los caminos de Santiago donde actualmente se conservan algunos. Por desgracia, y por el cambio de los tiempos y los comportamientos humanos, la mayoría de estos limosneros desaparecieron, o por completo, o fueron cegados como este.



Lo curioso, y no sé si existe alguna relación, también se denomina limosnero a la persona que da o que gestiona las limosnas en las comunidades o congregaciones. Debemos recordar que San Martín de Tours es considerado uno de los santos limosneros más importantes. Su iconografía más común nos cuenta aquel episodio en el que parte su capa para darle una parte a un necesitado. No sabemos si por esta particularidad del patrón, o por simple necesidad de la comunidad, este limosnero durante siglos recogió los que los menos necesitados daban para el mantenimiento de la iglesia y los más necesitados del pueblo.






Hoy sólo os quería enseñar este curioso Detalle e invitaros a conocer el pueblo de Aldea del Cano, rico en historia y tradiciones y que nos regala retazos de una humilde historia, como la de este limosnero, y que en esta ocasión quise mostraros Al Detalle.

NOVIEMBRE 2017. LA PIEZA DEL MES EN EL MUSEO DE CÁCERES

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La pieza del mes de noviembre de 2017 es una alforja donada el pasado mes de septiembre por Dña. María Ángeles Martín Reviriego. Está tejida en lana y proviene de Malpartida de Cáceres, de posiblemente el primer tercio del siglo XX

La Junta de Extremadura se hizo cargo de la gestión del Museo de Cáceres a través de un convenio firmado con el Ministerio de Cultura en el año 1989; desde entonces, la Sección de Etnografía del Museo se ha visto enriquecida con numerosas piezas de todo tipo que proceden en su mayoría de las donaciones que hacen los ciudadanos de la provincia de Cáceres y de otras zonas del territorio español y portugués. Además, desde el Museo se impulsa la adquisición de colecciones y objetos hasta ahora poco representados en la colección etnográfica, y la Asociación «Adaegina» Amigos del Museo de Cáceres también colabora comprando objetos de esta naturaleza y haciendo donación de ellos al Museo.






Entre las incorporaciones más importantes a la Sección de Etnografía en estos años de gestión autonómica del Museo, se encuentra la colección de candiles reunida por los hermanos Demetrio y Emilio González Núñez, formada por más de 250 piezas que la convierten en la mayor colección pública de candiles en España. Junto a ella, destaca también la colección de alfarería extremeña donada por Miguel Ángel Álvarez, en la que se cuentan más de 500 objetos recogidos en los principales centros alfareros de la región, la mayor parte de ellos ya extinguidos. Además, numerosos particulares han hecho y siguen haciendo donación de piezas que vienen a enriquecer nuestros fondos en las colecciones de aperos de labranza, objetos de uso doméstico y para la higiene, indumentaria y ropa del hogar, loza, joyería, etc. Cualquier persona que tenga en su poder algún objeto con cierto interés etnográfico, tiene la opción de ofrecerlo al Museo para que pase a engrosar sus colecciones; en caso de resultar de interés para ello, desde la institución se inicia un expediente administrativo que finaliza con un contrato de donación por el que la Junta de Extremadura recibe los objetos en tal concepto para depositarlos en el Museo de Cáceres.


La pieza que damos a conocer este mes es un claro exponente de la generosidad de los ciudadanos, pues fue donada el pasado mes de septiembre por Dña. María Ángeles Martín Reviriego, de Malpartida de Cáceres. Se trata de una alforja de lana listada a colores amarillo, azul, rojo y verde, elaborada en paño probablemente en telares de Torrejoncillo, que se adorna con borlas de lana en los cornijales y centro del fondo de cada bolsa; además, la boca de la bolsa y bordes de la alforja se decoran con amplio ribete de castañeta de color rojo en labor de picao con motivos florales. La alforja fue un elemento sumamente útil para el transporte de objetos, tanto a lomos de caballerías como sobre el hombro de las personas, constituyendo parte esencial del ajuar textil doméstico.








UNA CRUZ “SATÁNICA” EN LA CALLE ANCHA DE CÁCERES

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Hace un tiempo caminaba con unos compañeros por la Parte Antigua, y les mostraba una cruz invertida que aparece en un edificio de la Calle Ancha, donde hace años estaba el Palacio del Vino. De inmediato, uno de ellos, sorprendido, exclamó que aquello era un símbolo satánico y diabólico, y le pareció casi una aberración que aquello estuviera allí.


A decir verdad, casi con toda seguridad, no se trata de una cruz invertida en origen, sino que el sillar en el que se encuentra habrá sido removido y recolocado sin tener en cuenta la orientación de la Cruz. Pero, aunque esto no fuera así, y ésta hubiese sido tallada del revés, tampoco sería un símbolo diabólico. No hay más que fijarse en la iconografía que rodea al Papa Santo de Roma, que incluso en su propio trono papal, luce esta Cruz Invertida. ¿Cuál es el origen del símbolo? A esta cruz “del revés” se la conoce como Cruz de San Pedro, ya que cuando éste fue arrestado por los romanos, por ahí por el año 64, y lo llevaron para crucificarlo, el Apóstol se negó a morir de la misma manera que su Maestro y pidió ser crucificado boca abajo. Por eso, y desde entonces, la Cruz Invertida se usa como símbolo de humildad y se ha convertido en el símbolo papal, ya que, además, se considera a San Pedro el primer Papa.

Así es que los satanistas, y demás personas que les hace gracia coquetear con estas cosas, no saben que cuando le dan la vuelta a un crucifijo, están usando un símbolo de humildad, respeto y admiración por Jesús.



Para ver esta "satánica" señal tenemos que ir al palacio que está por encima del Parador de Turismo, en la estrecha Calle Ancha de Cáceres. Y si nos fijamos bien, en un sillar la vemos sin problema.

Ya os he enseñado otras muchas cruces en nuestros muros. La mayoría eran simples ralladuras con una navaja en la piedra, pero esta es distinta, se encuentra tallada con unos bordes perfectamente definidos. Parece que se ha vaciado una verdadera cruz o que fue tallada para albergar una, aunque eso nunca lo sabremos.


Hoy sólo os quería enseñar esta curiosa cruz, que, para muchos, podría parecer un símbolo satánico, pero que en realidad es sólo un curioso Detalle de nuestros muros. 

ORIENTADOS POR LOS ASTROS. EL CIELO COMO GUÍA

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El pasado 25 de noviembre se celebró el VII Encuentro de Blogueros de Extremadura, donde se presentó el libro que entre todos hemos escrito bajo la temática "Los Cielos de Extremadura". Os presento hoy el artículo con el que, un año más, he participado en la redacción de está precisa publicación.


ORIENTADOS POR LOS ASTROS. EL CIELO COMO GUÍA

EL cielo, y los astros que en él se contemplan, han fascinado a la humanidad desde que ésta adquirió la capacidad de observación y sorpresa. En la actualidad, el estudio del firmamento está alcanzando un alto nivel de desarrollo científico, pero su comprensión y, sobre todo, su contemplación, se están alejando cada vez más del día a día de la ciudadanía, olvidando, así, sus funciones prácticas y simbólicas. En este artículo vamos a recuperar estas funciones en construcciones de diferente tipología de la ciudad de Cáceres y sus alrededores, como no podría ser de otra manera, desde un blog denominado Cáceres Al Detalle.

PREHISTORIA: DEL PRAGMATISMO AL SIMBOLISMO

Un tema en que la astronomía siempre ha desempeñado un papel fundamental, casi en cada lugar y en cada época, ha sido la determinación de un calendario con el que entender los ciclos del tiempo, y con ellos los ciclos de las cosechas de las que dependían, y que a la larga se convertiría en el precursor de ritos y fiestas de diferente índole. Estos lugares que van del pragmatismo al simbolismo se convierten en centros de reunión, de culto y de adoración. Se crea así una gestión emocional del territorio que identifica y singulariza a distintas poblaciones. Para mostrar dos ejemplos de calendarios temporales convertidos en altares, nos tenemos que acercar al Monumento Natural de los Barruecos, en Malpartida de Cáceres. Allí existió un poblado amurallado, cuyo sistema defensivo artificial completaba la defensa natural, adaptando su trazado a la topografía del terreno. Este asentamiento puede situarse cronológicamente entre el Neolítico Final y la aparición del Campaniforme, como apoyan los análisis de los elementos de cultura material analizados en la zona. Así podemos fechar los grabados y las pinturas rupestres que les voy a mostrar, entre la etapa inicial y plena del Calcolítico en Extremadura, es decir, principios y mediados del III milenio a.C.

OBSERVATORIO SOLAR


Comenzamos por una roca a la que se conoce en la zona como “La Seta”, situada en el macizo que limita el batolito en la zona SW. Es una oquedad producida por la erosión que constituye un pequeño abrigo resguardado. Posee varios paneles de grabados, pero nosotros nos centraremos en el que ocupa la posición central. Lo forman nueve elementos, siendo los más representativos las cuatro figuras antropomorfas que están asociadas a cazoletas. Aunque la roca y los grabados son conocidos desde hace años, hace poco tiempo el investigador Juan Rosco Madruga demostró que se trataba de un observatorio solar que marca con bastante exactitud los equinoccios. Sobre los grabados, de forma natural en la roca, aparece un orificio por el que penetra la luz con diferentes ángulos, dependiendo de las fechas. Únicamente los días de los equinoccios, y no otros, ese rayo luminoso recorre perfectamente y por completo los antropomorfos grabados en la roca. De esta forma los habitantes de estas tierras en el Calcolítico podían medir, con total exactitud, el tiempo, y así, el inicio de la primavera y el otoño, de una manera que se escapa al conocimiento de la mayoría de nosotros.

SANTUARIO DE LOS BARRUECOS

El culto al sol y su observación se han desarrollado de forma constante en todas las culturas y en todos los tiempos, pero por la noche, más inquietante y misteriosa, el cielo se llenaba de mágicas luces donde destacaba la presencia de la cambiante y enigmática luna. No es de extrañar, por lo tanto, que nuestros antepasados se preocupasen también por la observación del firmamento. Hay numerosos antecedentes que nos demuestran que desde mucho antes de lo que se pensaba, el hombre ha representado lo que veía en la bóveda celeste. El Disco de Nebra, los grabados del dolmen “A casoto dos mouros” en A Coruña o las representaciones de la cueva del Magro de Cádiz, nos muestran mapas estelares de tiempos remotos. En los Barruecos tenemos lo que se conoce como “El Santuario”, situado a unos 420m al NE del observatorio solar del que les acabo de hablar. Es en realidad la estación más importante de todo el yacimiento, no sólo por la calidad de las pinturas rupestres que aparecen, sino por la cantidad y variación tipológica. Todas las pinturas son monocromas en rojo y representan, entre otras figuras, antropomorfos, ancoriformes y multitud de punteaduras. Destaca en el conjunto lo que se ha interpretado como un cuadrúpedo montado por un antropomorfo, que según dice parte de la bibliografía, es una posible escena de domesticación.

Una revisión del santuario nos puede hacer pensar que esta roca, cuya entrada no supera los 27cm de altura, pero en cuyo interior se alcanzan los dos metros, es la representación de la bóveda celeste. Concretamente representaría la posición de los astros en el solsticio de verano de hace unos 4500 años, cuando el norte lo marcaba la estrella Thuban. Así podríamos observar en esas pinturas constelaciones como la Osa Mayor, Menor y el Cisne, que correspondería de forma milimétrica con lo que se consideró la escena de domesticación. La orientación espacial y tridimensional de estos elementos en la oquedad apoyan esta nueva teoría. Las punteaduras serían una representación de astros no incluidos en ninguna constelación. Esto nos daría una idea clara de la posición de los elementos del firmamento justo al inicio del verano. De esta manera, en unos pocos metros tendríamos la forma de medir con total precisión, el momento en el que se producían los equinoccios y el solsticio de verano, lo que marcaría los ciclos de las cosechas, y muy posiblemente, los cultos religiosos y festivos de la comunidad. Esta capacidad de abstracción fue creciendo, como la conciencia de uno mismo o de la muerte, apareciendo una concepción simbólico-mágica del mundo que les rodeaba. Esto se palpa de manera notable en los santuarios rupestres (de los que no voy a hablar en esta ocasión) o en el megalitismo.

DOLMEN DE LAS HIJADILLAS I

A unos tres kilómetros al SE del Monumento Natural encontramos este dolmen con corredor orientado, como ocurre en el 67,71% de los megalitos alentejanos-extremeños, en el eje este-oeste, con una pequeña desviación de no más de cuatro grados. Posee una longitud total de unos 12 metros y una cámara con un diámetro medio de 3,6 m. Algunos de sus ortostatos no están en su posición original, aunque en general se conserva en muy buen estado. En uno de los ortostatos de la zona norte, aparece grafía en forma de cuatro cazoletas, lo que se interpreta actualmente como símbolos solares que forman parte de un lenguaje simbólico que conceptualiza y relaciona las fuerzas de la naturaleza con la idea de la propia consciencia.

El poder de lo simbólico, de lo mágico y lo trascendente, está presente en este tipo de construcciones en todos sus elementos. Su orientación corresponde con bastante exactitud a la salida del sol en equinoccios en la época en la que está datado. Ese día, los rayos solares del amanecer iban atravesando poco a poco el corredor hasta alcanzar la cámara funeraria.  En el día en el que la luz dura lo mismo que la oscuridad, los rayos del sol atraviesan la parte terrena para llegar a la zona de enterramiento, en una representación simbólica entre el paso de la vida a la muerte.
Este paso entre dos mundos queda reflejado también en los elementos que forman la división entre el corredor y la cámara funeraria. En la mayoría de los megalitos de la zona se representa por una piedra tallada con cierta angulación en forma de falso arco, apoyada en rocas de una naturaleza distinta al resto de la construcción. En este caso se trata de dos grandes bloques de cuarzo blanco, mineral que representa la frontera entre dos momentos de la realidad, entre lo material y lo trascendente, entre lo concreto y lo abstracto, entre lo humano y lo divino.

HISTORIA: DEL SIMBOLISMO AL PRAGMATISMO

MURALLAS DE CÁCERES

La Norba Caesarina se fundó, aproximadamente, en el 35 a.C. situada sobre una suave loma que forma parte de la Sierra de la Mosca. Por adaptación al terreno no posee la típica forma romana cuadrangular, sino que es más bien trapezoidal, de unos 500 m y 300 m sus ejes mayor y menor, respectivamente.En el interior de la muralla había dos calles principales muy importantes, que cruzarían la ciudad de parte a parte: el Cardo con dirección norte-sur, y el Decumano, con dirección este-oeste. El resto de las calles eran más estrechas y se inscribían dentro de cada una de las manzanas (insulae) en que se dividiría el rectángulo. Ésta es la disposición de las ciudades nuevas, frecuentemente de origen militar. En los extremos de cada una de estas importantes calles, una puerta de acceso. En los límites del Cardo, las puertas de Mérida (Sur) y Coria (Norte), mientras que en los extremos del Decumano sólo encontramos la puerta este, llamada Puerta del Río o Arco del Cristo, que en realidad es la única entrada romana que se conserva. En la zona oeste debió de existir otra entrada en lo que ahora ocupa el Foro de los Balbos, pero de la que no nos ha llegado información alguna.

Para la cultura romana, la muralla definía conceptualmente a la ciudad. Su construcción alrededor de cada nueva fundación colonial en los territorios conquistados no respondía exclusivamente a necesidades defensivas. La muralla, res sanctae, no era otra cosa que la materialización de una línea mágica, establecida según viejos rituales, que separaban tajantemente la urbs (núcleo urbano) del ager (territorio). Dentro del pomerium, los vivos; fuera los difuntos, las necrópolis. Dentro, las actividades políticas, administrativas, judiciales y comerciales o de mercado; fuera las actividades productivas, siguiendo siempre esta disposición perfectamente orientada a los puntos cardinales.

ERMITAS E IGLESIAS CRISTIANAS

Si paseamos por la parte antigua de Cáceres, al igual que en cualquier ciudad, observamos una alineación casi perfecta de todas las iglesias y capillas. Si vamos de la Iglesia de Santiago a Santa María y después a San Mateo, la orientación de todos estos templos es constante. Pero algo llama la atención: La iglesia de la Preciosa Sangre no la sigue, está situada justo al contrario. Entonces nos planteamos por qué casi todas tienen la cabecera al este y esta no.

Los primeros escritos que hacen referencia a esto, los encontramos en las Constituciones Apostólicas de los primeros siglos de nuestra era, en los que se señalaba que cuando el sacerdote rezaba debía mirar al este. La palabra de Dios debía dirigirse a oriente, porque es de allí de donde habrá de venir Jesús al final de los días, como símbolo de la justicia y la luz del mundo que va a iluminar el nuevo amanecer. Así, las iglesias construidas en época del Emperador Constantino y sus sucesores, poseen esta orientación, como le ocurre a la propia San Pedro del Vaticano o a la iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalén. Desde la celebración del primer Concilio de Nicea (325) la orientación de los edificios religiosos cristianos cambió en 180°. Se estableció que la cabecera o ábside donde está el altar estuviera orientada al este en vez de al oeste. Este cambio estaba más acorde con las creencias y simbolismos de la religión católica.

Al amanecer, un rayo de luz penetra por los ventanales del ábside iluminando así la entrada, que es la parte más oscura en ese momento; esta luz es la que guía a los fieles, en un recorrido iniciático, desde los pies a la cabecera de la iglesia. El paso de los fieles desde la entrada principal hacia el altar es símbolo del paso de las tinieblas a la luz. Si los templos tuvieran una orientación cualquiera, como sucede en los neoclásicos, todo esto se perdería y con ello parte de su belleza y riqueza.

Una vez terminada la Edad Media (y en muchos casos no ocurre hasta el siglo XVI), esta obligatoriedad a la hora de orientar los templos cayó en desuso, aunque se mantuvo en muchos casos en templos de factura rural. En el caso de la Iglesia de la Preciosa Sangre, de estilo Barroco, la iglesia vuelve a girar 180º su orientación, oponiéndose de esta forma al resto de las viejas iglesias de la ciudad. Sigue un modelo típico de la Compañía de Jesús, que fue quien la construyó en 1755, aunque la disfrutaron únicamente doce años por decretarse su expulsión en 1767. En este caso este simbolismo astronómico se deja de lado para levantar una iglesia, junto a la residencia, con una idea más cercana a lo práctico que a lo simbólico.

FUENTE EN LA PLAZA DE SAN FRANCISCO

Para acabar este artículo sobre la influencia de los astros en las construcciones en diversas épocas, les voy a enseñar esta pequeña y olvidada fuente. Una fuente situada en la entrada sur de la ciudad, en la que unos grandes pilones ayudaban a refrescar al ganado y los caminantes que llegaban a Cáceres. La poca bibliografía que hay sobre ella no se pone de acuerdo sobre su datación. Algunos autores consideran la parte inferior romana y la superior un añadido medieval. Será en esta parte superior en la que nos fijemos. En el centro, una esfera rodeada de otras unidas por unas sutiles líneas. Es, sin duda, la representación de los ciclos de la luna, ya perfectamente conocidos desde mucho antes y del que hay representaciones muy antiguas. Lo curioso es que no he logrado encontrar ninguna otra esquematización de estas fases lunares en piedra. ¿No podría representar los siete planetas conocidos en el medievo? Pues eso mismo me planteé yo, pero si nos fijamos, Al Detalle, en la parte inferior, ese octavo círculo es casi imperceptible, pero está, y sin lugar a dudas representa, como es habitual en este tipo de mapa astrológico, la luna nueva en la parte inferior. 
Pero existen otros elementos en la fuente: tres grandes esferas y cuatro pequeños puntos. Son muchas las mediciones que he realizado para llegar a la siguiente conclusión (que desarrollaré más en mi blog): muestran los solsticios y equinoccios y las cuatro estaciones. Como único dato diré, que el ángulo que forman las líneas de unión desde el círculo central al resto de los elementos es de exactamente 23,5º, es decir, concretamente la diferencia de grados que se da en la órbita del sol entre los solsticios y equinoccios.
Por lo tanto, podemos decir que, en una pequeña fuente, arrinconada y olvidada de la ciudad de Cáceres, tenemos una excepcional representación de las fases de la luna unida a la esquematización de los ciclos que marca el sol.

Este es un ejemplo claro de cómo la sociedad actual ha abandonado la observación y está perdiendo la capacidad simbólica frente a lo práctico e inmediato, despreciando así el conocimiento acumulado en milenios y que nos lleva a olvidarnos de dónde venimos y de quiénes somos realmente, en una peligrosa transición sin retorno del simbolismo al pragmatismo. 

EL TREN QUE NOS HIZO CIUDAD Y EL ORINAL DE UN REY

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Hoy os quiero contar una historia que podría tener ciertos paralelismos con la actualidad, o no… eso os lo dejo a vuestro propio criterio.
Os voy a hablar de la llegada del tren a Cáceres unos días después de la multitudinaria manifestación en Madrid por un Tren Digno. Ya en 1852, los diputados en cortes por la provincia cacereña, D. Carlos Godínez y Antonio Concha, solicitan la apertura de la línea férrea Madrid-Lisboa pasando por Cáceres, para así dar salida al grano o a la fruta y favorecer el comercio y la prosperidad de la provincia. Inmediatamente los diputados por Badajoz, Vicente Barrantes y Juan Gómez se opusieron, exigiendo el paso de la línea por la capital pacense, aunque esto supusieran 240Km más en el trayecto. La falta de cohesión y las rivalidades internas hicieron que el proyecto se abandonara.


En 1865 se descubren los minerales de fosfatos en el calerizo y es en 1876 cuando el prestigioso político Segismundo Moret funda la “Sociedad general de fosfatos de Cáceres” para explotar las minas. Moret utiliza sus influencias para que el ferrocarril pasara por la ciudad y así poder exportar las minas de forma más rentable. Así es que, en la lluviosa mañana del 8 de octubre de 1881 se inaugura este importante proyecto. En Valencia de Alcántara se encuentran los monarcas Luis I de Portugal y Alfonso XII de España, como nos relata la crónica de “La Época” del día siguiente:

“A las ocho de la mañana llegó el tren español, y S.M. el rey don Alfonso bajó al andén, entre los vítores de la numerosa concurrencia que le esperaba; a las nueve llegó el tren portugués, que había sufrido un retraso de veinte minutos, y descendió de él S.M. el rey D. Luis, que también fue aclamado por el pueblo y saludado con salvas de artillería…
La primera entrevista de los dos monarcas no pudo ser más afectuosa, abrazándose ambos y besándose cariñosamente. Después del almuerzo, que terminó sin brindis, SS.MM. y todos los personajes de ambas cortes regresaron a la Estación y subieron al tren Real, que estaba dispuesto, y que partió inmediatamente para la histórica ciudad de Cáceres, donde habría de celebrarse la inauguración oficial de la línea… Ya en Cáceres la solemne bendición de las máquinas no tuvo, por la copiosa lluvia que caía constantemente, gran lucimiento: revestido de hábitos pontificales, esperaba en el andén el Ilmo. Sr. Obispo de Plasencia, asistido por el Ilmo. Sr. Obispo de Coria y comisiones del cabildo catedral de ambas ciudades y del parroquial de Cáceres; las adornadas locomotoras, obedientes a la dirección de los maquinistas, avanzaron hasta situarse al pie del altar que estaba dispuesto para el acto; el prelado, en fin, previa la venia de SS.MM., bendijo, con arreglo al ritual católico, a las máquinas, confundiendo en una plegaria los progresos de la ciencia y la industria modernas con las legítimas aspiraciones de la Iglesia, que van siempre encaminadas hacia la mayor prosperidad de los pueblos”



Desde la estación, y en coche de caballos, recorren las calles de la ciudad, que había sido engalanada para la ocasión, y a la que habían llegado gentes de más de 170 pueblos de la provincia. Se dirigen a Santa María a escuchar misa y después a almorzar para llegar a la corrida de toros que se había organizado para ellos a las 15:30h. Los diestros fueron Frascuelo y Ángel Pastor, pero desgraciadamente el Rey Alfonso tuvo que suspender el festejo en el cuarto toro por la lluvia.

Por la tarde-noche la cena de gala fue servida por la prestigiosa Casa Lhardi, que aún existe en Madrid. A la hora del brindis, el rey levantó la copa y comienza diciendo:

“Brindo por la ciudad de Cáceres…”

Pero había un problema… Cáceres no tenía el título de ciudad, sino de Villa, así es que el avispado alcalde Lesmes Valhondo, cuando tuvo la oportunidad de realizar su brindis añadió:

“Majestad, en nombre de la hasta ahora villa de Cáceres, os agradezco profundamente el honroso título de ciudad que acabáis de otorgarle.”

Y como los reyes no se equivocan, según Real Decreto del 9 de febrero de 1882 Cáceres pasa a tener el título de ciudad y el tratamiento de Excelencia al ayuntamiento.
Acabada la cena, la comitiva se dirige a la estación de tren a despedir al Luis I y Alfonso XII pasa la noche aquí. Como no había hoteles de suficiente categoría en la ciudad, se adaptaron dos salas en el consistorio para albergar a su majestad, una alcoba y un despacho. El propio rey trajo consigo parte del mobiliario, entre otras cosas 4 lámparas de araña realizadas por la Real Fábrica de Vidrio de la Granja de San Ildefonso y que ahora están iluminando el Salón de Plenos. También trajo consigo la mesa de despacho que ahora luce en la alcaldía. Pero si un objeto llama la atención, es el orinal del rey. Se trata de una pieza de cerámica decorada con artísticos tulipanes, con tapadera y asas, de fina estampa que hasta en alguna ocasión, adornada con un ramo de flores, ha servido como centro de mesa, y lo más curioso aún… de sopera en cenas de gala. El orinal se podía ver en el actualmente cerrado Museo Municipal de la Casa Mirón.



En resumen… la llegada del tren nos convirtió en ciudad… y ahora su marcha ¿en qué nos convierte?

BIBLIOGRACÍA CONSULTADA
Ventanas a la ciudad. Fernando García Morales
La llegada del ferrocarril a Extremadura: una época de especulación y corrupción. ANTONIO BLANCH SÁNCHEZ
http://www.hoy.es/v/20110430/caceres/orinal-loca-muneca-faralaes-20110430.html

GRABADOS RUPESTRES EN LA CHARCA DE FRASCO DÍEZ, EN LOS BARRUECOS

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No seré yo el que defienda o disfrute de la sequía, pero dentro de la desgracia de la falta de precipitaciones, hay que reconocer que nos permite acceder a lugares que en otras ocasiones se encuentran anegados o rodeados de agua. Hace no mucho os enseñaba la charca y molino de Frasco Díez, en Los Barruecos, un descubrimiento tardío de la zona, pero que nos regala preciosas estampas. Ahora mismo la charca está totalmente seca y gracias a eso es más fácil acceder a la roca que hoy os quiero mostrar Al Detalle.

En la zona más septentrional del Monumento Natural encontramos esta gran roca sobrepuesta sobre otra, con un pequeño abrigo orientado al SE. Presenta un único panel con cazoletas (24), barras (2) y un elemento en forma de cruz, distribuidos en dos grupos distintos a diferentes alturas.




La orientación SE del abrigo con grabados no es excepcional, en realidad esta orientación es la que presentan más de la mitad de los paneles con grabados de la zona, en una cifra más que significativa. Se nos escapa el motivo por el que elegían estos enclaves, al igual que la interpretación de los símbolos. Nos resulta imposible ponernos en las cabezas de aquello individuos y averiguar si les movían razones prácticas o simbólicas. Sólo nos podemos conformar con imaginar, especular, y sobre todo, emocionarnos al contemplar estas huellas de nuestros antepasados y que no logramos entender.




Esta roca es la denominada como G9 en la obra de Isabel Sauceda que se ha utilizado de referencia. 




BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
Pinturas y grabados rupestres esquemáticos del Monumento Natural de los Barruecos. Malpartida de Cáceres. Isabel Sauceda Pizarro

ACLARACIONES SOBRE LA INSCRIPCIÓN DE LA CASA DE LOS TRUCOS

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El pasado domingo 10-XII, en el diario Hoy, se publicaba un artículo titulado: “La Casa de los Trucos de Cáceres y el niño secuestrado que pudo ser rey”, firmado por Sergio Lorenzo. Hablaba en él sobre la historia del secuestro del hijo del Prior de Crato, heredero al trono de Portugal, y que fue traído y criado en nuestra ciudad, historia que os conté hace un tiempo, Al Detalle.(PINCHA AQUÍ PARA LEER EL POST)

El solar donde ahora se encuentra el palacio (calle General Ezponda) pertenecía ya en el siglo XV a la familia de los Messía, señores de Loriana. Diego González Messía casó con María de Ovando, hija del famoso Diego de Ovando. Uno de sus nietos, Diego Messía de Ovando, mandó levantar el actual palacio en el siglo XVI, más o menos como aparece ahora, aunque es innegable que ha sido reformado en numerosas ocasiones. En este mismo siglo los Messía abandonan la ciudad y mandan “raspar” los escudos del palacio para que no se les identifique con él. Así, vacíos, es como nos han llegado hasta este momento. Antes de ser comprado por García de Galarza (que llega a Cáceres en 1579) esta imponente casa pertenece a la familia Dávila.

Destaca sobre el resto de los elementos, la torre, y en ella una preciosa ventana esquinada con mainel de mármol blanco de gran pureza. La decoración es renacentista, rica en jarrones, grifos, ornamentos florales y los deslascados escudos.





Sergio Lorenzo hablaba en su artículo sobre una inscripción en la ventana basándose en lo publicado por Antonio Rubio. Presenta la siguiente transcripción y traducción:

Aliene miserum - incumber etam me
Las ajenas miserias me incumben también a mí.

Apunta, además, que parece que lo mandó poner el obispo Galarza, “uno de los personajes más curiosos e inteligentes que ha tenido esta ciudad”.



Pero a mí algo no me cuadraba, así es que recurrí a uno de los HISTORIADORES a los que más estimo de la ciudad y uno de en los que más confío: Francisco Acedo. Concretamente en su libro “Cáceres. Un paseo por la eternidad”, cuenta que se le pidió estudiar dicha inscripción en las últimas reformas que se les hicieron al palacio. La interpretación cambia sustancialmente:

Aliene miserum incumbere famae
Triste es apoyarse en la fama de los otros.


Siguiendo con su tónica habitual de seriedad, rigor y profesionalidad, nos refiere a las Sátiras de Juvenal (S I-II d.C.), concretamente a la VIII, dedicada a la Verdadera Nobleza, más concretamente a partir del verso 75, donde podemos leer:

"...pontice, noluerim see ut nihil ipse futurae
laudis agas. Miserum est aliorum incumbere famae,
ne conlapsa ruant subductis tecta columnis;
stratus humi palmes uiduas desiderat ulmos.
Esto bonus miles, tutor bonus, arbiter ídem"

Algo así como (traducido de manera algo distinta):

"...por la gloria de los tuyos, en forma que no logres nada por ti mismo
de tu gloria futura. Es una pena echarse a dormir en la fama de otros,
para que el techo no se derrumbe y se venga abajo si le quitas las columnas;
el sarmiento tirado en tierra echa en falta los olmos viudos."


Además, apunta que es posible que la inscripción sea anterior a la llegada de Galarza al palacio, y que ya estuviera en época de los Messía, aunque eso, seguramente, nunca lo sabremos. Así es que parece que hemos aclarado este asunto, que, además, nos ha servido como excusa para ojear el fantástico libro de Francisco Acedo y mirar este palacio, Al Detalle. 

BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
Cáceres. Un paseo por la eternidad. Francisco Acedo.
Cáceres. Ciudad histórico artística. Antonio Rubio Rojas
http://www.hoy.es/caceres/casa-trucos-caceres-20171208131330-nt.html

ALABANZA A UN DIOS EN PELIGRO POR DESAGÜE

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A veces mantener el tono amable de este blog resulta complicado, y hay que acabar criticando o poniendo el foco en acciones poco comprensibles e inadecuadas que ponen en peligro nuestro patrimonio y destacados Detalles, como en este caso. No sé si esto ocurre por dejadez o desconocimiento, pero ambas posibilidades son igualmente dañinas para nuestra riqueza patrimonial.

Hace tiempo que publiqué una serie de entradas dedicadas a las inscripciones de la Torre de los Pozos. Ya en aquel momento el desagüe del que vamos a hablar hoy, ya estaba haciendo de las suyas, pero no había afectado tanto a una de estas inscripciones. Cuando la torre se hizo visitable, se abrió una vía para el desalojo del agua que directamente la conduce a la pared de la cara norte, haciendo que esta caiga, o como decimos aquí, escurra por esa cara de la edificación. Ya en principio parece una mala idea en una construcción almohade a base de sucesivas hiladas de tapia de hormigón de cal, aunque la parte inferior sea un potente zócalo de mampostería apoyado directamente sobre un macizo rocoso de cuarcita. Además, la tapia está recubierta por un fino revoco rojizo donde aparece la inscripción que nos ocupa y que es también de origen calizo.
La humedad, y eso que atravesamos un importante periodo de sequía, está dañando poco a poco este revoco y está alcanzando a la inscripción más importante de la torre. Cuando la fotografié para realizar la entrada del blog (por julio de 2015), aún no se había visto afectada, pero actualmente sí, quedando oscurecida ya por ella su parte superior.




Esta inscripción está inscrita dentro de una cartela de 40 cm de alto por 50 cm de ancho aproximadamente. Consta de tres trazos situados a la misma altura y un cuarto ligeramente más elevado que monta sobre el límite izquierdo de la cartela. Tanto los caracteres cúficos, como las formas decorativas situadas debajo de aquella, están ejecutadas con cintas de mortero de cal.
  ESTAS DOS FOTOS SON DE JULIO DE 2015
Según la Dra. María Antonia Martínez Núñez, el primer término formado por tres trazos podría ser interpretado como Allah (“Dios”), al que le faltaría un grafema inicial (lam), o también como inna-hu (“Ciertamente Él”). En cuanto al trazo aislado ubicado en un nivel ligeramente superior podría corresponder al comienzo de la expresión rabbu-na (“nuestro Señor”), lo que implicaría que se ha perdido la última parte de esa expresión. Así, la lectura y traducción podría ser: Allah ra[bbu-na] (“Dios es nuestro Señor”) o inna-hu ra[bbu-na] (“Ciertamente Él es nuestro Señor”). La primera posibilidad, a pesar de la falta de un grafema, es la más aceptable, pues está ampliamente documentada en el mundo almohade como vemos en sus típicas acuñaciones en plata. En cualquier caso, las dos versiones vienen a expresar un mismo concepto afín.
Así es que este testimonio tan valioso de, alrededor de 900 años, está en peligro por el efecto del agua y la humedad, y los mohos que la acompañan en un material calcáreo, poniendo en peligro este precioso Detalle de nuestra historia.

BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
La muralla almohade de Cáceres: aspectos constructivos, formales y funcionales. Samuel Márquez Bueno y Pedro Gurriarán Daza
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